Es habitual en los pacientes la búsqueda de energías. “Doctor, ¿qué vitaminas puedo tomar?”. Ocasionalmente las receto cuando veo mucho desgaste físico, pero no siempre son tan útiles o tan mágicas como se pueda pensar. El deseo permanente es poder funcionar más, y cada vez existe menos conciencia del llamado descanso. Aunque se menciona, se tiene un lejana subconciencia esencial. “si me pusieran una cama, dormiría una semana, pero, no puedo”. Inclusive está el concepto de “no debo descansar”, “no tengo derecho”. El cuerpo tiene más clara que nuestras conciencias la búsqueda del equilibrio entre la actividad y el descanso.
Vale la pena una diferenciación entre el descanso, el reposo, y la quietud. Descansar implica dejar de hacer algo, de modo que puede ser perfectamente reemplazado por otra actividad. Por último, se puede reducir a la idea de dejar atrás el cansancio. El reposo es dejar de realizar actividad alguna. Es tener una actividad básica mínima que nos permita sobrevivir.
La quietud se relaciona con la paz. Eso es más difícil de obtener. Son momentos especiales que realmente nos dan una luz para meditar, para poder mirar desde arriba nuestra vida. Para analizar, evaluar, y vislumbrar de dónde venimos, hacia dónde vamos y darle una mirada a nuestra función en este mundo. Aquí es donde somos capaces de valorar cuáles son los elementos de mayor peso en nuestra vida, y cómo ordenarlos.
Los computadores necesitan algunas mantenciones de vez en cuando, dependiendo de la frecuencia e intensidad con que les exijamos. La información se guarda muchas veces en forma desordenada, como cuando nos subimos a una bus de la locomoción colectiva. El chofer pide que nos agrupemos, de modo de poder ‘compactar’ a sus pasajeros, y así los que suban puedan entrar más fácilmente. Así, la información entrará más fácil en el computador si la revisamos y la ordenamos bien. Pero, para que la gente se ordene en el bus el chofer idealmente debe parar la máquina; para revisarse y reagrupar la información el computador debe salir de todos los programas. Nuestro cuerpo, y especialmente nuestra mente debe detenerse un momento, revisar lo andado, sacar lo que no sirve, ordenar, dejando lo más importante más a mano, y volver a caminar. Pero si no hay detención es imposible esta introspección.
Una invitación a aprovechar las noches de sueño protegiendo estos ciclos biológicos establecidos, es mucho más eficaz en la mejora de nuestros rendimientos. Darnos los tiempos adecuados con nuestra familia el fin de semana y tomar las oportunas vacaciones son la mejor inversión para seguir funcionando especialmente sin perder nuestros objetivos esenciales de vida y de proyección personal.
Dr. Jorge Galdames Villagra
Neurólogo Clínico