ACERCA DEL PERDÓN

ACERCA DEL PERDÓN

05 Feb 2024

Uno de los pesos más fuertes para el ser humano es el peso del rencor. Hay varias lesiones que uno puede provocar en otro, y éstas heridas pueden quedar en el cuerpo, como en el alma. Muchas veces es difícil diferenciar en que si solo he perdido la confianza en tal persona, o ha sido mi orgullo el que ha sido herido. Esto pasa con los amigos, los cónyuges, con los hijos, compañeros de trabajo, etc.

Me siento incapaz de perdonar a esta persona. ¿Qué hago? La verdad es que el perdón involucra a, al menos, 2 personas. Uno ha herido al otro, pero en primer lugar el herido debe ser capaz de evaluar cuánta participación ha tenido en esta vivencia. Y por otro lado, para que el ofendido sea capaz de perdonar, el que ha cometido la falta debe humillarse y solicitar el perdón del otro.

Si el que ha cometido la falta busca perdón, sumisa y sinceramente y no lo encuentra, es muy probable que sea el orgullo el que ha sido herido y no se rompe el círculo, ni se allana el camino. Por otro lado, si el que ha sido herido sigue amando y está en toda la disposición de perdonar, pero no ha recibido la solicitud de perdón, es que no hay conciencia del daño hecho, y es la altanería la que limita el paso al reanudar el vínculo de confianza.

Es muy cierto que el pedir perdón y el concederlo no borra el antecedente, y es cierto también que nuestra humanidad tiene límites para hacerlo, también es cierto que la vida se hace más liviana para ambas partes cuando las cosas se comunican y se conversan. De hecho, en algunas ocasiones el ofensor es tan ignorante del daño hecho, que, si permanece la convivencia diaria con esa persona, y no se comunica el daño hecho, nunca se allanará el camino para el herido.

Si estás arrepentido, pide perdón humildemente, y tendrás la mayor parte de tu carga alivianada. Si has sido herido, estás claro que tu agresor sabe el daño hecho y no has recibido una solicitud de perdón, no tienes gran peso de qué hacerte cargo.

Solo Dios es capaz de perdonar en forma completa, y la limitante sigue siendo que el ser humano no sabe disculparse con Él. Por otro lado, cuando he tenido un conflicto con un amigo, el tema ha sido bien puesto sobre la mesa, y ambas partes, respetuosamente hemos sabido hablar y oír, las amistades se han hecho más fuertes y se logra el mejor convivir diario.

Espero que aprendas a perdonar, a pedir perdón humildemente y con ello no solo a mejorar tu forma de vivir, sino también de convivir.

Dr. Jorge Galdames Villagra
Neurólogo Clínico

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Dr. Jorge Galdames Villagra, Neurólogo Clínico