Hoy tenemos a la vista una generación con importantes cambios conductuales. No podemos quedarnos de brazos cruzados frente a esta actitud de vida. Somos responsables no solo de la tierra que le dejamos a nuestros hijos, sino también de los valores que la vida tiene. No podemos seguir con una frase que nos acomoda harto: “déjalo, si es un niño”, o “bueno, qué vas a hacer, si así están los niños (o la juventud), hoy día”. No podemos someternos a un estado de ingobernabilidad del hogar, especialmente porque debemos proyectarnos a que estas personas tendrán a cargo el mundo del mañana, y los hijos del mañana. ¿Acaso nos permitiremos para ellos una paternidad más crítica que la que nosotros podamos vivir: como padres, como tutores, como guías, como educadores?
Se trata de amalgamar lo mejor posible la disciplina y las restricciones con los entrañables afectos que tenemos para nuestros hijos, evitando la sobreprotección. Al menos, abramos las puertas, controladamente y con autoridad, para hablar con ellos. No nos quedemos para los años de vejez con la percepción de: “y si yo le hubiera dicho, y si yo me hubiese abierto a la comunicación, y… si yo lo hubiese abrazado”.
(Un consejo práctico para los inicios de la paternidad, comencemos ordenando el sueño y la alimentación. Hora de comer, hora de no comer; hora de dormir, hora de no dormir. Esto no solo es una base de disciplina, sino que estabiliza emocionalmente)
Quisiera citar algunas frases, cuyo contenido asombra, dada la antigüedad de las citas:
1). 'Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. Ellos no se ponen de pie cuando una persona anciana entra. Responden a sus padres y son simplemente malos'. Sócrates (470-399 a.C .)
2). 'Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país si la juventud de hoy toma mañana el poder, porque esa juventud es insoportable, desenfrenada, simplemente horrible. Hesíodo (720 a.C.)
3). 'Nuestro mundo llegó a su punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos (un sacerdote del año 2.000 A.C.)
4). 'Esta juventud esta malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura' (escrita en un vaso de arcilla descubierto en las ruinas de Babilonia (Actual Bagdad) y con más de 4.000 años de existencia.)
Pensemos: nuestros padres y nuestros abuelos no vivieron algo muy diferente. Es cierto que las generaciones de hace 4.000 años se quejaban de lo mismo. No ha habido grandes cambios en la conflictiva de la relación de los padres con los hijos. Pero uno es el dolor que podría quedar para siempre: el no haberlo intentado. Es cierto que muchos hemos hecho distintos esfuerzos, diversas estrategias, y nos frustramos de no lograr lo deseado, pero el llamado es a no dejar la lucha. Ellos sabrán - así como yo lo sé de mis padres - que es en la actitud de inagotabilidad donde se transparenta el amor.
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